Cuando las defensas de nuestro organismo se ven afectadas por factores internos (enfermedades, cambios estacionales o la edad) y/o externos (alimentación, el tabaco, la cafeína, el estrés o el sedentarismo) el sistema inmunitario se debilita, afectando también otras funciones del organismo.
Para evitarlo es recomendable practicar ejercicio físico, ya que mejora el sistema inmunológico, está demostrado científicamente. Lo ideal es optar por actividad física moderada que ayude a activar el metabolismo de las grasas, mejorar la acción antioxidante y la neutralización del estrés que tanto perjudican al sistema inmune.
Además al practicar ejercicio se produce un aumento de las células inmunocompetentes que circulan por el torrente sanguíneo, se activan y se aumenta la producción de anticuerpos.
Eso sí, debemos tener mesura, es decir, debemos controlar el volumen y la intensidad de esa actividad puesto que si tenemos gran volumen de actividad o de alta intensidad puede afectarnos y causar el efecto contrario, provocando un bajón inmunológico debido al estrés al que se somete el cuerpo.
El ejercicio, el aliado de tus defensas
Para mejorar nuestro sistema inmune con ejercicio físico debemos realizado de forma habitual, tanto personas jóvenes como mayores, para conseguir los siguientes beneficios en nuestra salud:
- Activar el metabolismo: mejorando la quema de grasa en el cuerpo y, por tanto, mejorando el sistema inmune, así como la salud del corazón y demás órganos.
- Efecto antioxidante que previene el envejecimiento de las células inmonoprotectoras.
- Liberación de hormonas como la adrenalina y de la hormona de crecimiento que facilitan la activación de células Inmunocompetentes.
- Neutralizar el estrés gracias a las endorfinas que se liberan, que actúan como relajantes del sistema nervioso central, regulando el sistema inmune de manera directa o a través de intermediarios hormonales.
- Activa la expansión de células inmunocompetentes puesto que durante la práctica de ejercicio la frecuencia cardíaca, bombeando más sangre a todo el cuerpo, y favoreciendo la expansión, por todo el organismo de las células inmunocompetentes.
- Reducir el riego de infecciones ya que a través del ejercicio físico se eliminan bacterias de los pulmones y vías respiratorias; además de producir un cambio en los anticuerpos y los leucocitos (células del sistema inmunitario que combaten las enfermedades mediante los anticuerpos), lo que permite combatir las enfermedades de manera más rápida y efectiva.
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